viernes, 13 de febrero de 2015

NUESTRA SAGRADA RESPONSABILIDAD


NUESTRA SAGRADA RESPONSABILIDAD
Presentación a cargo del élder W. Rolfe Kerr
Comisionado del Sistema Educativo de la Iglesia

Discurso dirigido a los maestros de educación religiosa del SEI • 29 de febrero de 2008 • Tabernáculo de Salt Lake


Añado mi propia bienvenida a todos los que se han reunido para estar esta tarde con el presidente Boyd K. Packer. Agradecemos profundamente el dedicado servicio que prestan y queremos decirles que no pasa desapercibido. Es un privilegio muy especial el recibir instrucción del presidente Packer. Él ha estado en su lugar y ha hecho lo que ustedes hacen. Mucho de lo que vemos ahora en el Sistema Educativo de la Iglesia es el reflejo de su influencia a lo largo de los años. Conocí al presidente Packer hace casi cincuenta años cuando él supervisaba los seminarios e institutos de religión. Se había reunido con un grupo de nosotros que estaba contemplando la posibilidad de enseñar seminario. Mi vida tomó un rumbo diferente, pero jamás olvidé su descripción de la sagrada responsabilidad de quienes enseñan en el Sistema Educativo de la Iglesia.


Presidente Packer, la mayoría de las personas a quienes enseñará esta noche comprenden el verdadero significado de esa sagrada responsabilidad. Hay más de 3.800 maestros de jornada completa y de media jornada, listos y deseosos de recibir su instrucción; hay alrededor de 40.000 maestros voluntarios de seminario e instituto; cerca de 100 maestros del cuerpo docente de religión y administradores de nuestras universidades; aproximadamente 1.000 maestros y miembros del personal de la enseñanza primaria y secundaria de México y de las islas del Pacífico; y también hay un número considerable del personal jubilado del SEI. También se ha invitado a las esposas de todos ellos para que nos acompañen; y les damos una muy especial y cordial bienvenida.

Como puede ver, presidente Packer, se trata de un público muy amplio. Sin embargo, su audiencia final será mucho más que las miles de personas que se han congregado para aprender de usted esta noche. Usted enseñará a los maestros, quienes a su vez, enseñarán a casi 363.000 alumnos de seminario y a más de 359.000 alumnos de instituto. Cerca de 50.000 alumnos universitarios y 8.500 alumnos de enseñanza primaria y secundaria recibirán instrucción religiosa de algunos de estos maestros. Esto le daría a usted una posible audiencia de más de 800.000 personas. Si tenemos en cuenta a 400.000 más que se inscriben en varios programas de ampliación educacional, muchos de los cuales los enseñan algunos de estos maestros, el número final de receptores de su mensaje podría llegar al millón entre maestros y alumnos.

Ahora bien, a ustedes, mis queridos hermanos y hermanas, podríamos describir a la mayoría de los alumnos a los que enseñamos como “frutos al alcance de la mano” —fáciles de alcanzar y fáciles de enseñar. Ellos se inscriben voluntariamente y asisten con regularidad. Toman parte en el proceso de aprendizaje y cuando dejan nuestros salones de clase lo hacen con vidas enriquecidas y testimonios del Evangelio perdurables. Pero ¿qué sucede con el fruto que se encuentra oculto en lo alto de los árboles? —esos jóvenes que no son tan fáciles de alcanzar y más difíciles de enseñar. Algunos podrían parecer inalcanzables o difíciles de enseñar. Les insto a no aceptar esto como una conclusión sobre ellos. He aprendido que en la obra del Señor “nada es imposible; algunas cosas sólo son un poco más difíciles que otras”.

Sin poner en riesgo la atención que damos a aquellos que vienen voluntariamente, lleguemos hasta lo más alto del árbol y extendámosles una mano, a fin de atraer, inspirar y verdaderamente enseñar a esas precia- das almas que quizás no vengan a nosotros de tan buena voluntad, incluso hasta de mala gana. El alcanzar y enseñar a los frutos que se encuentran escondidos en la copa de los árboles es una de nuestras responsabilidades más sagradas. Ruego que lleguemos a tener más éxito con los alumnos que son receptivos y enseñables, pero ruego especialmente que seamos más eficaces con aquellos que parecen ser inalcanzables y difíciles de enseñar.

Comparto con ustedes mi testimonio de la divinidad del Redentor, de la realidad de la Restauración y del carácter sagrado de nuestra responsabilidad. Presidente Packer, hemos venido a aprender y estamos deseosos de que nos enseñe, en el nombre de Jesucristo. Amén.

martes, 2 de diciembre de 2014

CONFERENCIA GENERAL 1990

CONFERENCIA GENERAL Abril de 1990
— SESIÓN DEL SÁBADO POR LA MAÑANA
La época de la conferencia Thomas S. Monson
Las cosas pequeñas y sencillas élder M. Russell Ballard
Primero el hogar élder Rex D. Pinegar
La espiritualidad del servicio élder Derek A. Cuthbert
A mí lo hicisteis élder Richard P. Lindsay
Porque así se llamará mi iglesia élder Russell M. Nelson
Tradiciones familiares élder L. Tom Perry
— SESIÓN DEL SÁBADO POR LA TARDE
El evangelio llenará la tierra élder David B. Haight
Escogeos hoy a… élder Hans B. Ringger
Lecciones de las Escrituras sobre el liderazgo élder Spencer J. Condie
La resurrección élder E Melvin Hammond
La integridad élder Joseph B. Wirthlin
El que persevera hasta el fin élder Neal A. Maxwell
— SESIÓN DEL SACERDOCIO
La biblioteca del Señor élder Boyd K. Packer
El Sacerdocio Aarónico: Regresemos con honor Obispo Robert D. Hales
El paseo en motocicleta élder Kenneth Johnson
El gozo máximo élder Clinton L. Cutler
¿Quién es tu amigo de verdad? élder Malcolm S. Jeppsen
El guarda de nú hermano Thomas S. Monson
Mantengamos sagrados los templos Gordon B. Hinckley
— SESIÓN DEL DOMINGO POR LA MAÑANA
Y un niño los pastoreará Thomas S. Monson
Somos testigos de Dios Howard W. Hunter
Un pequeño paso para el hombre, un salto gigantesco para la humanidad élder Carlos E. Asay
Ni os jactéis de vuestra fe y obras poderosas élder Marvin J. Ashton
Bienaventurados los misericordiosos Gordon B. Hinckley
— SESIÓN DEL DOMINGO POR LA TARDE
La paz mundial élder Dallin H. Oaks
Cómo encontrar el camino de regreso élder Richard G. Scott
Instrumentos para lograr sus propósitos Barbara W. Winder
Iré y haré lo que el Señor ha mandado hermana Elaine L. Jack
Las enseñanzas de un Padre amoroso élder Horacio A. Tenorio
Un samaritano de los últimos días élder Merlin R. Lybbert
Ayudemos a otros a obtener un testimonio élder H. Burke Peterson
La gratitud: Un principio salvador élder James E. Faust
Sagrados compromisos Gordon B. Hinckley
CONFERENCIA GENERAL Octubre de 1990
— SESIÓN DEL SÁBADO POR LA MAÑANA
Esta obra avanzará Gordon B. Hinckley 
Redención: la cosecha de amor Élder Richard G. Scott
¡Te he dicho mil veces! Obispo Glenn L. Pace
La Palabra de Sabiduría Élder Eduardo Ayala
La felicidad se hace en casa Élder LeGrand R. Curtis 
Y se despoje del hombre natural Élder Neal A. Maxwell 
Venid a mí Howard W. Hunter
— SESIÓN DEL SÁBADO POR LA TARDE
Una norma en todas las cosas Élder Marvin J. Ashton
El momento de la conversión Élder Robert K. Dellenbach 
Ni extranjeros ni advenedizos Élder Harold G. Hillam
El valor de un testimonio Élder Helvecio Martins 
¿Qué es la verdad? Élder Lynn A. Mickelsen
Testigos de Cristo Élder Dallin H. Oaks
Lo más difícil del mundo: ser buenos padres Élder James E. Faust
— SESIÓN DEL SACERDOCIO
La pureza precede al poder Élder M. Russell Ballard
Panorama de recuerdos Élder Marión D. Hanks
Seguid al Profeta Élder J. Ballard Washburn
Una llave eterna Élder Durrel A. Woolsey
Para tocar el cielo Thomas S. Monson
En . . . [los] consejeros hay seguridad Gordon B. Hinckley
— SESIÓN DEL DOMINGO POR LA MAÑANA
Mormón debe significar "muy bueno" Gordon B. Hinckley
Los templos y la obra que se efectúa en ellos Élder David B. Haight 
Los muchos testigos de Jesucristo y de su obra Élder James M. Paramore
El sendero estrecho y angosto Élder Joseph B. Wirthlin
Días inolvidables Presidente Thomas S. Monson
— SESIÓN DEL DOMINGO POR LA TARDE
Sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia Élder L. Tom Perry
Elecciones Élder Russell M. Nelson
La resurrección Élder Hartman Rector, hijo
Obtengamos fortaleza del Libro de Mormón Hermana Ruth B, Wright
Dad gracias en todo Élder Helio da Rocha Camargo
Seguid a los Profetas Élder Waldo R Cali 
Los Covenios Élder Boyd K. Packer
Para siempre Dios esté con vos Thomas S. Monson
— REUNIÓN GENERAL DE MUJERES
Estas cosas nos son manifestadas claramente Elaine L. Jack
La bondad es parte del plan de Dios Hermana Betty Jo Jepsen
Destruyamos los "grillos" con espiritualidad Hermana Ardeth G. Kapp
El faro del Señor Thomas S. Monson