por el élder James E. Faust
(Discurso pronunciado en la Universidad Brigham Young, el 12 de febrero de 1985).
"Dado que tal vez haya quienes no concuerden con lo que tengo que decir, dirigiré mis palabras principalmente a mis nietas y os invito al resto de vosotras a escuchar.
(Discurso pronunciado en la Universidad Brigham Young, el 12 de febrero de 1985).
"Dado que tal vez haya quienes no concuerden con lo que tengo que decir, dirigiré mis palabras principalmente a mis nietas y os invito al resto de vosotras a escuchar.
"En el último cumpleaños de Brittany, una de mis nietas, dije a la madre de ésta, con un considerable orgullo de abuelo, que creía haber descubierto en la niña ciertos rasgos que comenzaban a manifestarse y que prometían mucho. Desde luego, pienso lo mismo de Nicole, Melissa, Kelly Ann, Katy, Sarah y la pequeña Ashley, mis otras nietas.
"No deseo deciros lo que debéis ser, ya que eso tendréis que decidirlo por vuestra propia cuenta puesto que poseéis vuestro libre albedrío. Todas vosotras tendréis que esforzaros con gran ahínco por aprender todo lo que podáis y desarrollar vuestros talentos. Alcanzar cualquier cosa que en verdad valga la pena no es tarea fácil. Sólo quisiera deciros lo que creo os hará ver con claridad quiénes sois y os dará importancia y felicidad como personas. También quiero instaros a alcanzar vuestro mayor potencial, a convertiros en personas de gran mérito y en grandes mujeres. Por motivo de que descendéis de grandes mujeres, cada una de vosotras tiene el potencial de llegar a ser una gran mujer.
"Pero quisiera aclararos que para mí el ser grande como persona no quiere decir que por fuerza tengáis que llegar a ser grandes doctoras en medicina, grandes abogadas o directoras ejecutivas de empresas comerciales. Podéis, naturalmente, seguir cualquiera de esas carreras si así lo deseáis, y si os afanáis con el esfuerzo que ello exige, y yo me sentiría orgulloso de vuestros triunfos. Sin embargo, para mí, la grandeza significa mucho, mucho más. Confío en que cada una de vosotras, mis nietas, llegue a ser una persona de gran provecho y virtud para que lo que aportéis esté tanto al nivel de los valores humanos como al de los valores eternos.
"El élder Boyd K. Packer me ha dicho que entre las especies de aves en las que cantan tanto el macho como la hembra, éstos cantan, cada cual, una melodía diferente y que, sin embargo, es agradable oírlos cantar al mismo tiempo porque armonizan del modo más bello.
"No cabe la menor duda de que toda mujer es maravillosa y especial. También tenéis una gran misión, un gran cometido y un gran llamamiento. Dios mismo ideó su obra para el hombre y para la mujer: ' . . . todos los que reciben mi evangelio son hijos e hijas en mi reino' (D. y C. 25:1). El haber nacido mujer os ha otorgado ciertas dotes que no poseemos los varones y que, por lo tanto, os hacen únicas en vuestro género.
"El presidente Spencer W. Kimball, hablando del papel del hombre y del de la mujer, dijo, en una forma que añade cierta perspectiva personal, lo siguiente:
" 'Sin embargo, dentro de esa igualdad, nuestros papeles difieren. Esas diferencias son eternas: a la mujer se le ha dado la enorme responsabilidad de la maternidad y el compañerismo; y al hombre, la enorme responsabilidad de la paternidad y el sacerdocio; pero, en el Señor, ni el hombre es sin la mujer, ni la mujer sin el hombre (1 Cor. 11:11)'.
"Luego añade: 'Recordad que en el mundo preexistente, a las mujeres fieles se les dieron ciertas asignaciones, y los hombres fieles [fueron preordenados] para determinados deberes en el sacerdocio. Aunque no recordemos estos detalles, ello no altera la gloriosa realidad de que en una oportunidad estuvimos de acuerdo con ese plan. Y todos somos responsables del cumplimiento de todo lo que se esperaba de nosotros en aquella etapa, en la misma forma en que aquellos a quienes sostenemos como apóstoles y profetas son responsables del cumplimiento de sus obligaciones como tales.
" . . . todavía tenemos mucho para hacer en lo que respecta a nuestro desarrollo paralelo . . . tanto el hombre como la mujer'.
"Esa explicación indica que, antes de nacer en este mundo, hombres y mujeres hicimos ciertas promesas y que convinimos en venir a esta tierra con grandes y magníficos pero separados dones. Hombres y mujeres fuimos llamados a efectuar grandes obras, con diferentes modos de enfocar las cosas y distintas misiones, y, por consiguiente, se nos dieron diferentes canciones que entonar.
"Vosotras diréis: '¿Y dónde hemos de empezar?' En lugar de empezar con una lista de lo que deseéis en la vida, tal vez lo más adecuado sea preguntaros de qué no estáis dispuestas a prescindir. Debéis seleccionar dos o tres de las experiencias de la vida que con absoluta certeza deseéis vivir, ya que no debéis dejar las cosas importantes a la casualidad. En seguida, debéis pensar en lo que podéis aportar a la sociedad por medio del servicio a la Iglesia, al hogar y a la comunidad. También es preciso que penséis en lo que la vida exigirá de vosotras. Todo tiene su precio. Se espera mucho de nosotros.
"Es infortunado que se tarde tanto en remunerar con toda justicia a la mujer. El hecho de que los trabajos más mal asalariados se dan a las mujeres es tanto real como trágico. Por esa razón, debéis esforzaros con gran ahínco por aprestaros para vuestro futuro y adquirir para ello la preparación necesaria para conseguir una ocupación bien remunerada.
"El duro esfuerzo por mejorar el lugar de la mujer en el medio social ha sido una noble causa y confío sinceramente en que llegue el día en que las mujeres que tengan la misma preparación que los hombres estén al mismo nivel de éstos en el mundo laboral. Sin embargo, éste es un asunto de justicia, y no significa que la mujer deba tratar de imitar al hombre ni que intente hacer las cosas al modo del varón. Aun cuando, en la actualidad, hay mujeres que hacen trabajos que tradicionalmente se han considerado masculinos, es posible que los realicen de una manera femenina y que, no obstante, los lleven a cabo igualmente bien o aun mejor.
"En 1872, hace más de cien años, Eliza R. Snow dijo que había mujeres de 'teorías tan extremistas que harían de las mujeres rivales de los hombres y las harían adoptar los más reprobables aspectos del temperamento varonil, los cuales los varones debían evitar o mejorar en lugar de ser imitados por las mujeres'. El llegar a ser como los hombres no es la respuesta, sino que debéis contentaros con ser quienes sois y el vivir de acuerdo con vuestro potencial y cometido.
"No podéis confiar en las muchas voces opuestas que en el día de hoy claman lo que la mujer debe ser o no debe ser. Algunas de las voces más estridentes que oímos no son más que ecos de otras que, en lugar de sentirse dichosas con su papel de mujer, en realidad no están en armonía ni consigo mismas ni con la vida en general.
"En la actualidad, hay quienes animan a la mujer a tenerlo todo en la vida: dinero, matrimonio, maternidad, viajes y empleo. Sarah Davidson, en un artículo intitulado 'Having It All' ('Del tenerlo todo en la vida'), hace unas observaciones sobre la necesidad de desarrollar la individualidad, el tener un buen empleo gracias a haber aprendido una profesión o un oficio, el aprender un trabajo manual y el tener una familia. En el artículo, responde a la pregunta de cómo la mujer que aspira a tener todas esas cosas puede coordinar las diversas funciones de la vida profesional, los deberes del matrimonio y de la maternidad. Dice: 'No entiendo cómo una mujer puede, con buenos resultados, dividirse entre el hogar y el mundo del trabajo. Quince años de analizar y trabajar en la causa feminista nos han enseñado que el sacrificar uno por el otro no satisface y que el tener ambos a la vez es tan difícil que nadie que yo conozca ha podido encontrar una buena solución para ello'.
"Sin duda habrá algunos que no concuerden con esa conclusión, y puede haber muchas excepciones, pero la autora del artículo cuenta el caso de tres damas que trabajan juntas, como socias, en una compañía jurídica de Nueva York y dice que la vida privada de ellas es espantosa. En seguida, Sarah Davidson añade: 'Desde luego, el problema estriba en que la felicidad familiar resulta más difícil de definir con claridad y muchas veces es más escurridiza que el tener éxito en un empleo'. Algunas han encontrado la respuesta al casarse con un hombre dispuesto a asumir el papel de la mujer. Pero es raro encontrar hombres con esa disposición. Parece ser mucho más difícil para los hombres asumir un papel femenino que para la mujer.
"La misma escritora dice: 'En algún punto de la marcha, algunas de nosotras hemos despertado y descubierto que éramos espléndidamente autosuficientes, que nos iba bien en nuestro trabajo, pero que nuestra vida estaba vacía; que no teníamos con quien compartirla y que no había ningún lazo viviente que nos uniera con el futuro. Habíamos descartado algo vital y nos lanzamos apresuradamente a recuperarlo'.
"Al acercarse Sarah Davidson a los cuarenta años, ella y su marido fueron bendecidos con un hijo. De esto, ella dice: 'Este bebé fue el gran eslabón perdido que me hacía falta, lo que tanto había anhelado tener en mi vida y que, una vez hecho realidad, trajo consigo la ambicionada satisfacción . . . Nada en mi vida me había preparado para la felicidad, la realización total que sentí cuando nació mi hijo. Me cohibe contar de las innumerables noches en que he ido hasta su habitación y me he quedado allí, de pie junto a su cuna con el corazón rebosante de dicha .. . El lazo que une a madre e hijo es tan especial: está en el alma'.
"Luego añade: 'Dedico todo mi tiempo a tres cosas: a mi bebé, a mi trabajo y a mi matrimonio.
" 'He descubierto que puedo atender muy bien a dos de ellas. Cuando mi esposo se encuentra fuera de la ciudad o cuando no trabajo por algunas temporadas, entre un proyecto y otro, la vida se desliza llanamente; pero cuando se trata de atender a ios tres, las cosas no marchan tan bien, ya que alguien no se siente contento y siempre me queda algo sin atender'.
"No cabe duda de que las cosas andarían mejor si los maridos siguieran los consejos del extinto élder G. Homer Durham: 'El hombre, al igual que la mujer, tiene la obligación de aprender el difícil arte del padre en la ciencia del hogar; ésta no es tarea sólo de la mujer'.
"Y así, mis queridas nietas, por lo visto, no podéis hacer todas esas cosas bien al mismo tiempo. No se pueden comer todos los pasteles de la pastelería de una sola asentada, ya que hacerlo da dolor de estómago. No podéis ser 100% esposa, 100% madre, 100% miembro que trabaja en la Iglesia, 100% funcionaría en un empleo y 100% persona que trabaja en la comunidad, todo al mismo tiempo.
"¿Cómo podréis coordinar todas esas funciones? Sarah Davidson dice: 'La única respuesta que he encontrado es que esas cosas se pueden atender consecutivamente. En una etapa, nos ocupamos más de nuestro empleo o trabajo, en otra, del matrimonio y de la crianza de nuestros hijos pequeños, y, en cualquier momento, nos daremos cuenta de lo que nos hace falta. Si tenemos suerte, podremos acomodar todas esas cosas en nuestra vida'.
"Consecutivamente es un término importante que quiere decir hacer las cosas una a la vez. En el libro de Eclesiastés dice: 'Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora' (Eclesiastés 3:1). Parece que los nuevos papeles de la mujer no han disminuido la responsabilidad de ésta dado que, si bien esos papeles son difíciles, los antiguos, de esposa y madre, están en el alma de ella y claman ser satisfechos. En el alma está el desear amar y ser amada por un hombre bueno y poder responder a los más profundos sentimientos femeninos que han sido dados por Dios: los de ser madre y criar hijos. Felizmente, la mujer no tiene que seguir por fuerza una sola profesión o un solo oficio como tiene que hacerlo el varón; ella podrá atender a más de una ocupación en las diversas etapas de su vida; pero no podrá cantar todas las estrofas de su canción al mismo tiempo.
"Nietas, no seáis engañadas en vuestra búsqueda de la felicidad y de vuestra propia individualidad. Tal vez voces suplicantes intenten deciros que lo que habéis visto en vuestros hogares —que lo que habéis visto hacer a vuestras madres y a vuestras abuelas— es anticuado, tedioso, aburrido y monótono. Puede que haya sido anticuado, quizá rutinario y a veces monótono; pero vuestras madres, lo mismo que vuestras abuelas han entonado la canción del más elevado amor y los más nobles sentimientos de la mujer. Han sido educadoras y maestras.
"Me auno a Brigham Young al decir: 'Hijas, emplead vuestros dones para edificar la rectitud sobre la tierra' (Susa Young Gates y Leah D. Widtsoe, The Life Story of Brigham Young. Anhelo que adquiráis todo el conocimiento y todas las destrezas que podáis, pero no exclusivamente en lo que respecta a una profesión o especialidad a expensas de lo más importante, o podréis descubrir que habréis dejado de entonar la canción que debisteis haber cantado.
"Vibran voces beligerantes y deseosas de insinuar que las necesidades y los anhelos de las mujeres han cambiado y que la necesidad y el interés principal de éstas en el mundo de hoy es el poder político. Pero al parecer, la realidad es otra. Una votación de opiniones que se llevó a cabo hace poco indica que en el presente las aspiraciones individuales de la mujer son:
"1. Una familia sólidamente establecida.
"2. Criar hijos.
"3. Progresar espiritualmente.
"4. Equidad en la remuneración a la mujer en el campo laboral.
"Eso significa que los valores de las mujeres de este país son compatibles con los de las mujeres de nuestra Iglesia aun cuando no sean tan firmes como los de estas últimas. No hace falta que tengáis una actitud defensiva ni que os avergoncéis de que vuestras aspiraciones principales sean las de tener una familia, hijos, la Iglesia y oportunidades laborales equivalentes a las del varón.
"Vuestra abuela y yo hemos instado a vuestras madres a estudiar y a prepararse no sólo para que esa preparación les sirva en su tarea de amas de casa sino también para ganarse la vida si ello fuera necesario. El estudiar en la universidad es una magnífica experiencia, pero el dinero, el esfuerzo y el tiempo que se consumen se emplean mucho mejor si esos estudios también preparan al alumno para adquirir una preparación que le sirva para ganarse la vida.
"Os he dicho ya que sois maravillosas, especiales y únicas en vuestro género por muchas razones. Dejadme exponeros algunas de esas razones:
"La mujer llega a tomar una resolución basándose en un sistema de valores diferente del del hombre. He advertido que las opiniones de vuestra abuela provienen mayormente del corazón, por decirlo así, en tanto que las mías parecen inclinarse más hacia el lado de la lógica. Cuando hay que tomar una determinación, vuestra abuela piensa en la forma en que esa determinación afectará a las personas que la rodean.
De ello, Beveríy Campbell dice: para la mujer 'lo que más interesa es lo que hará el mayor bien al mayor número de personas que la rodean. En lo tocante a valores, eso podría denominarse "interés humano" y "misericordia". El estudio indica que, para los hombres, el proceso del pensamiento ético es probablemente mucho más directo, que, por lo general, el varón llega rápidamente a la formulación de preceptos firmes y rígidos del bien y del mal, de lo que es blanco y lo que es negro'.
"La hermana Campbell plantea: '¿Podría ser que el hombre y la mujer hayamos sido investidos, al ser creados, con rasgos de carácter marcadamente diferentes aunque igualmente importantes, ambos equivalentemente esenciales y complementarios y han de emplearse con sabiduría para el mayor bien de toda la humanidad?'.
"Es probable que, por razones de índole económica, no esté en vuestras manos escoger o no tener un empleo fuera de casa; pero si podéis escoger, no abandonéis demasiado prontamente la labor de jornada completa del matrimonio y la maternidad.
Habrá quizá quienes os critiquen y os digan que no tenéis iniciativa, que no tenéis gran capacidad intelectual, que no tenéis ambiciones y aun que procuráis derivar de los demás vuestra realización como personas. Ai seguir adelante en una profesión u oficio, recordad que nadie os amará más que ios de vuestro propio hogar. En el mundo científico y de los negocios, probablemente nadie os considerará perfectas; pero vuestros pequeñitos, durante un tiempo, sí pensarán que sois perfectas.
Si sois prudentes, os adorarán por la eternidad. Nadie tendrá mayor necesidad de vuestro tiempo, energías y atención durante veinticuatro horas al día que ios miembros de vuestras respectivas familias, ya que las necesidades de ellos no se desvanecerán durante las horas laborales diurnas. Existe la ventaja de que, ai trabajar veinticuatro horas al día en-las relaciones familiares, estaréis dedicando vuestro trabajo a las relaciones eternas. Así, también contaréis con más tiempo para servir en la administración de la iglesia del Señor sobre la tierra, donde vuestro servicio hace falta y es estimado. No tenéis que ganar dinero para ser importantes. Podéis escoger no vender vuestro tiempo.
"Espero que vuestros respectivos esposos sean más serviciales que lo que yo lo he sido, pero, os digo, que la tarea de los quehaceres domésticos será lo que vosotras mismas hagáis de ella. Cada día trae consigo sus satisfacciones junto con algunos quehaceres que quizá sean frustrantes, rutinarios, monótonos y aburridos, pero lo mismo ocurre en las oficinas jurídicas, en eí dispensario, en el laboratorio y en la tienda. No obstante, .no hay ocupación más importante que la de ama de casa. Como lo dijo C. S. Lewis, ésta 'es la ocupación a causa de la cual existen todas las demás'.
"Todas sabéis que adoro a vuestra abuela. Para mí, ella es la persona más extraordinaria del mundo, la que ha hecho por mí más que cualquier otra persona con la sola excepción de mi madre que me dio la vida. Pienso así, no a pesar del hecho de que sea mujer, sino porque es mujer. Ella ha dado flor y fruto a muchísimas de las cualidades divinas de la mujer en sus aspectos más nobles y superiores. No puedo presentaros mejor modelo que ella.
"Deseo deciros, además, que es muy importante, sea lo que fuere que hiciereis, que busquéis primeramente el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33). Es importante que aceptéis sin reserva al Salvador por lo que El es,, a José Smitri por lo que él dijo que era y ai presidente Spencer W. Kimball por lo que él es. Dios no ennoblecerá a ninguna persona, ya sea hombre o mujer, que se niegue a sostener por la fe, la oración y las obras a aquellos a quienes Dios ha llamado y ordenado para presidir. Por lo tanto, mis queridas nietas, desearéis apoyar1 la autoridad del sacerdocio.
"Algunas mujeres tal vez consideren subversivo para su libre albedrío ser dirigidas por el poder dei sacerdocio. Ese modo de pensar proviene del no haber comprendido bien. No debe haber compulsión, coacción ni injusto dominio en el ejercicio de la autoridad, del sacerdocio. El presidente Stephen L. Richards dijo: 'Nuestra armonía procede de nuestra concordancia universal con los principios de la rectitud y de nuestra respuesta común a la intervención del Espíritu de nuestro Padre. No es motivada por ningún temor con la excepción de uno: el temor de ofender a Dios, el Autor de nuestra obra'.
"El observar las instrucciones del sacerdocio de la Iglesia es una expresión de fe en la guía constante que el Señor da a la Iglesia. Es una aceptación gustosa del principio del divino libre albedrío.
"Niñas, debéis practicar la virtud en el sentido más amplio de la palabra. De las muchas definiciones de la virtud, tales como superioridad moral, rectitud de pensamiento, rectitud de acción, bondad de carácter, castidad de las mujeres, también estimo la definición que se le da en teología. La virtud, en teología, es un orden de los ángeles. No podréis llegar a ser grandes mujeres si no sois también buenas mujeres. Os convertiréis en grandes mujeres si os unís a un orden de los ángeles. Tal vez preguntéis: '¿Cómo podré unirme a un orden de los ángeles?' Mi respuesta es que tengáis sed y hambre de rectitud. William Law, clérigo del siglo dieciocho, dijo: 'Si no escogéis primeramente el reino de Dios, al final, no importará qué hayáis escogido'.
"Os hablaré de una de las grandes mujeres que he conocido durante más de cuarenta años: La hermana Isabelle Bangerter, de noventa y tres años, es la madre de once hijos notables. Mi compañero de misión, el élder William Grant Bangerter, es el segundo de esos hijos. Norman Bangerter [el gobernador de Utah] es el décimo. La hermana Bangerter tiene más de doscientos cuarenta descendientes. De ellos, todos los que han contraído matrimonio se han casado en el templo. Todos los varones, excepto dos, han ido a la misión. No ha habido ningún divorcio en la familia. Al preguntarme qué ha hecho a Isabelle Bangerter tan admirable, he llegado a la conclusión de que su grandeza se debe a que ha tenido hambre y sed dé rectitud. En verdad, ha cantado todas las estrofas de su canción tanto en su hogar como en la Iglesia.
"El presidente Kimball lo expresó elocuentemente al decir: 'Entre aquellas que son verdaderas heroínas y que se unirán a la Iglesia, están las mujeres a quienes les interesa más lograr la rectitud que satisfacer sus deseos egoístas. Estas son las que tienen verdadera humildad, la cual hace que valoren más la integridad que el aspecto exterior de las personas.
" 'Los grandes hombres y las grandes mujeres siempre tendrán mayor interés en servir que en dominar'.
"Como penúltimo punto, os digo que tendréis que responder a vuestros instintos femeninos naturales, los cuales, dijo el profeta José Smith, están de acuerdo con vuestra naturaleza. Debéis responder generosamente a esos instintos, así como a la inspiración de hacer el bien. Si prestáis atención con toda vuestra alma quieta, escucharéis los susurros del Espíritu Santo. Debéis seguir los dictados de vuestros nobles e intuitivos sentimientos que Dios plantó en lo más profundo de vuestra alma en el mundo anterior. Así estaréis respondiendo al Santo Espíritu de Dios y seréis santificadas por la verdad. De ese modo, seréis eternamente amadas y estimadas. Gran parte de vuestra obra es mejorar el género humano. El preocuparse por los demás y tenerles misericordia parece ser el refrán dominante de la canción que tenéis la oportunidad de cantar. Confío en que no dejéis ninguna parte de la melodía sin cantar.
"Finalmente, ¿cómo pienso yo, mis amadas nietas, que podéis llegar a ser grandes mujeres? Debéis cultivar y emplear dadivosamente vuestros nobles instintos femeninos de interesaros por el ser humano y tenerle misericordia. Siempre debéis tener hambre y sed de rectitud dentro del marco del evangelio revelado de Jesucristo. Y, por último, realizad la mayor parte de vuestros actos teniendo siempre presente la perspectiva de la eternidad" (Discurso pronunciado en la Universidad Brigham Young, el 12 de febrero de 1985).
GrACIAS POR PUBLICAR COSAS TAN ESPECIALES
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